sábado, 7 de abril de 2012

LA GRAN ESTAFA FINANCIERA

Cada día nos llevamos una nueva sorpresa sobre el próximo recorte  que nos encontraremos. ¿Serán las pensiones..? ¿El salario mínimo como en Grecia? ¿Se producirá en la sanidad, o en la educación?. La realidad es que poco a poco, llegaremos a una situación en la cual se pongan en entredicho cualquier aspecto que tenga que ver con el bienestar social. Todos los recortes tienen el mismo denominador común. Hasta ahora solo tienen que ver con los aspectos sociales, como si no existiesen otras formas de reducir costes. Parece como si el objetivo fuera eliminar paulatimente los beneficios sociales y dedicar todos nuestros impuestos a mantener las estructuras póliticas, las administrativas, y por supuesto... a la "constitucional obligación prioritaria y garantizada por ley" de pagar la deuda pública y sus correspondientes intereses.

Es decir, el Estado o lo que es lo mismo todos nosotros, nos vemos en una situación de deficit económico, porque unos banqueros listos, unos fondos de inversion especuladores, o unos fondos de pensiones atrevidos, en lugar de invertir en una economía productiva que genere riqueza y empleo, se han aventurado a crear artificios financieros distribuidos por todo el mundo, esperando un retorno inmediato y exponencial de la inversión. Y cuando esa inversión no resulta, porque el valor era ficticio, porque explota la burbuja y se para el "baile", o porque directamente han tenido perdidas en sus inversiones, el sistema financiero restringe brutalmente el crédito a empresarios y familias, y como están "endeudados hasta las cejas" paralizán la economía.

Por tal motivo el Estado no recauda lo suficiente, el desempleo se incrementa drásticamente, el consumidor no consume, baja la demanda interna, y entramos en el círculo diabólico en el cual nos encontramos en estos momentos. Hay que romper ese círculo. Por muchas "mensajes informativos" que nos quieran transmitir los gobernantes, en el sentido de que "hemos vivido por encima de nuestras posibilidades" o que "estamos pagando los despilfarros anteriores", la realidad es que en los Presupuestos Generales del Estado de este año, existe una partida para pagar intereses financieros, que es equivalente a muchas partidas sociales  que ahora se quieren recortar.

Pero lo rocambolesco, es que esos intereses que nos vemos obligados a pagar a entidades privadas, es por "dinero público que hemos prestado a las entidades financieras"  para que "nos lo vuelvan a prestar mediante la compra de deuda pública a un interés cinco veces superior". Tampoco valdría decir ahora "que el Estado no pida dinero prestado", puesto que gran parte de esa falta de liquidez del Estado, anterior al deficit, ha sido debida a los recursos públicos entregados a las entidades privadas a través del Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional, o el propio Fondo de Reordenación Ordenada Bancaria. En definitiva, negocio redondo para la banca privada a costa del erario público y gran estafa a los ciudadanos.

Las grandes preguntas que todavía no se quieren responder son: ¿por que hay que abastecer de recursos públicos sin límites a entidades privadas?, ¿por que hay que supeditar la soberanía democratica de las naciones a las decisiones de entidades privadas?, ¿por que el Estado no facilita directamente el crédito a las empresas y familias, en lugar de prestarlo a entidades privadas?.  La respuesta parece sencilla: hay que mantener el circuito financiero existente para que las entidades financieras continuen ganando dinero y convirtiendo su propia deuda privada, la de los bancos, en deuda pública, la de todos los ciudadanos. Y es que entre el poder soberano de las decisiones democráticas de los Estados, cada vez existen más elementos ajenos a estos procesos, que con mayor influencia y capacidad de decisión van tomando estas medidas.

El Estado, como expresión de la voluntad de sus ciudadanos, tiene el derecho y la obligación de administrar adecuadamente los recursos públicos, entre ellos los financieros, por lo que está entre sus prerrogativas el crear los instrumentos adecuados para ello. No se puede continuar con ese "círculo diabólico" haciéndonos creer que no existen otras alternativas. En  este caso la solución, a pesar de lo que digan en Europa, pasaría por la propia Banca Pública Estatal, como expresión ciudadana, velando por los intereses del conjunto de la misma y no de unos pocos. Los ciudadanos también podemos ser "creadores de mercado" como se dicen que son las entidades financieras. De esta forma se canalizarían adecuadamente este tipo de recursos, apostando por la economía productiva y social, y evitando los peajes a costa del contribuyente.